Evanescente figura que vagas
otra vez te vi por la noche
hacias temblar suavemente
las flores escarlatas
que crecen silvestres en mi jardin.
Evanescente figura, que buscas
entre los rayos de luna?
Luna llena que sube la marea
de tus espectrales ansiedades,
las vuelve enredaderas
que del sueño me despiertan
sujetando dolorosamente mi cuello.
Y ahi te veo, evanescente figura
a los pies de mi cama
tus lagrimas son telas de araña,
tu sollozo el crujido de las maderas,
tu pena un espejo polvoriento
que me devuelve la mirada.
Era un atardecer de mitad de semana. Envuelta en la campera militar de mi hermano mayor y temblando de frio en el asiento del acompañante del auto, miraba por la ventana el paisaje apagado del conurbano. Todavia estaba procesando la oscuridad y mugre de la secuencia anterior, y era menester ignorar a los otros pasajeros para ello. A mi acompañante directamente no podia ni queria mirarlo a la cara. Los affairs que la puta nos narraba me parecian aburridos.
Me sentia sola en un mundo decadente, y esa campera poseida por el espiritu de mi hermano era mi unica proteccion contra ese exterior inmundo.
Fotogramas sombrios y sordidos se proyectaban en mi cabeza: La habitacion desgastada del telo cambiaba su iluminacion blanca quirurgica por semi-oscuridad; la cerveza Stella Artois que termine acaparando y tomando del pico; el olor y actitud extraña de aquella mujer; sabores y sensaciones corporeas cuasi-fantasmales; el celular filmando con el flash enceguecedor y una quimera nauseabunda de cuerpos. En un momento con mi compañero cruzamos miradas. Recuerdo que imite los gestos desdeñosos que aprendi de mi hermano mayor. Lo hice sonreir. Le recorde cuando me llamo una Bukowski femenina y le di un trago rabioso a la cerveza, otro gesto aprendido.
Sali de ese cine mental con nauseas, y la amalgama de sabores a tabaco, whiskey, faso, birra y fluidos corporales se volvio insoportable.
Abri la ventana buscando el sol, me sentia asfixiada de tanta oscuridad, tanta turbiedad, tanto vacio. Pense en mi hermano: lo extrañaba. Extrañaba cuando nos volviamos chicos por un momento y jugabamos, reiamos. Anhelaba, añoraba su mirada brillante, su risa sincera. Anhelaba, añoraba ver el mundo con ojos nuevos, reirme como hace mucho tiempo no lo hacia. Necesitaba creer que en mi todavia habia una particula de inocencia flotando entre el vacio.
Pero estaba atrapada en ese auto, en ese mundo. Un lugar donde para sobrevivir me convierto en un automata. Alcohol, faso, el estimulante que sea, con eso soy capaz de navegar la dimension mas sucia, mas cruda. Soy capaz de tomar parte en esa vida retorcida y vacia.
La puta madre, me sacaron esa cancion para poner basura mkultreante en forma de cumbia. Si le contara toda esta secuencia a forma de anecdota bizarra, Mi hermano me ayudaria a reirme de todo esto con sus ingeniosos y mordaces comentarios? Probablemente se decepcionaria.
Que estaras haciendo? Le pregunto a las luces de la ciudad. Tomando birra en un kiosco despues de un dia choto y rutinario, me contesta el cielo vibrando en violeta.
Se baja la trola. Por fin puedo poner post-punk, apago el aire acondicionado, me descalzo, y me acurruco para dormir en el camino a casa. Revuelvo una vez mas el mundo interior buscando esa particula de inocencia y trato de aferrarme a ella.
Una voz hace temblar mi sueño y me devuelve de un tiron a la consciencia: mi compañero me esta preguntando algo.
Arrancaste mis alas en una profunda penetracion.
Victorioso y rabioso las alzaste bien alto.
Con la otra mano sostuviste mi rostro con violencia para que mirara lo que me habias quitado.
Mis lagrimas corriendo por tu mano exaltaron mas tu sadismo.
Vos no sos ningun angel, sos una puta! Gritaste.
Pero no sabias que, en efecto, yo no era un angel. Era un cisne. Y ya no puedo volver a casa.
No se en que momento se hizo invierno. El sol se apago en mis ojos y el azul los invadio. Aun asi, no puedo ver entre la ventizca.
Avance y avance a tientas, cuando el dolor me supero me di cuenta: mi cornamenta de a poco colapsaba. No es el momento! No puedo estar sin ella! pero la sangre seguia recorriendo mi frente, y llegaba a mi boca. Cuanto mas pesadas, mas complejas, mas duele el desmogue.
Y en este paraje desolado, no habia refugio posible, no existia la caricia de la maleza para consolarme y protegerme, solo nieve y resignacion. No habia sol que bese mi cabeza, solo luna gelida y susurrante. No pude hacer mas que acurrucarme en mi misma.
Quise llorar de rabia pero mi garganta se cerraba. Quise llorar de dolor pero el frio congelaba mis ojos. Quise llorar cuando se desprendieron mis astas, pero el miedo se habia robado mis lagrimas.
El viento helado me azotaba, me acurruque mas y mas apretada, intentando que no se apagase mi llama. Y aca sigo, aferrandome a esa ultima esperanza.
Vuelvo a volcar mis lagrimas al lago donde reino. La luz de luna transforma mi cuerpo de humana a la eterica cisne. Los tules del vestido, adornados con sueños e ilusiones, se esfuman dando paso a las plumas: la maldicion que ni el principe pudo romper.
Mi corazon no para de sangrar desde su decepcion. No puedo ser su reina, estoy condenada a ser la reina cisne. En el fondo del lago yacen los añicos de mi futuro. El amor y la esperanza se volvieron una flecha que me atraveso, y la sangre no cesa de correr.
Como puedo volver a mi existencia de cisne despues de haber conocido el amor? Admiro la belleza del cielo nocturno, y las estrellas me lo revelan: estos son los ultimos segundos para mi.
Suspiro con dolor y lo veo en la superficie espejada del lago a el, al principe que perdi. Por un momento sus ojos me miran y siento caricias fantasmas que me estremecen, arrancandome la ultima gota de sangre que, solitaria, baja por mi plumaje.
En la noche mas estrellada, con la luna mas azul, los cisnes se congregan en el lago: su reina ha muerto.